Golflick

Arranca el Masters más nostálgico

Amanecer en el Masters. Masters de Augusta.

Echo de menos el jetlag, los atascos mañaneros en Washington Road, los pantagruélicos desayunos de la sala de prensa. Amaneció el día D a casi 7.000 kilómetros y sin gigantescos robles. Echo de menos el Masters de Augusta, los saludos cordiales de José Manuel Cortizas,’Corti’ con su camiseta negra empapada en sudor repasando los apuntes en su libreta, pateando el campo de arriba a abajo tras los pasos de ‘su morrosko’. A Corti se lo llevó la puta Covid a traición, sin darle la oportunidad de ver a Jon Rahm con una triple XL verde centeno brillante (Pantone 342). Sin embargo, Kepa vino al mundo solo hace unos días para colmar de insomnio y felicidad a la familia Canhill-Rahm. «No soy feliz porque juego bien, juego bien porque soy feliz», dijo hace algunos años Rahm tras dar con la poción mágica de sus cabreos gracias a la ayuda de su particular druida Joseba del Carmen. Pues eso, prepárate Augusta National, que ‘Rahmbo’ te va a reventar.

Sergio García también viene con ganas al mismo campo que maldijo hace ya unos cuantos años, el mismo que le abrió las puertas de la eternidad gracias a ese esquivo primer major en 2017, el de los 13 golpes en el 15, el que veía en la tele hace cinco meses tras una PCR positiva. «Las cosas pasan por algo», decía ayer. Mucho mejor las primaveras que los otoños en Augusta, más verde, más rápido, más Masters. Ese es también el discurso de José María Olazábal, las canas y las dos chaquetas verdes le permiten seguir viniendo, y lo disfruta. Por lo menos los primeros días antes de que comience el show, luego, me temo, ya torcerá el gesto y es que Augusta se le alarga cada primavera. Mientras el vasco sufre por arañar una yarda más, Dechambeau imagina rutas secretas, trayectorias inverosímiles que le lleven a la chaqueta verde. Más favorito que el forzudo es para mí Spieth, Westwood o el propio Rahm. Como outsiders, me quedo con Niemann o Hovland. Una vez que pisas Augusta National, es imposible conformarse y reducir el espectáculo de color y sensaciones a las 32 pulgadas del salón de casa, pero es el Masters en tiempos de Covid. Por cierto, voy a echar de menos también a Tiger Woods.