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De Morante a Rahm pasando por la Ryder

Recuerdo un ocasión en la que estaba grabando un anuncio con el torero Morante de la Puebla para promocionar la feria de San Isidro. La vis artística del genio de la Puebla es enorme y juntos preparamos el guión que él mismo se encargaba de locutar. En mi primera propuesta de texto, solo hablaba de la importancia de San Isidro y del hambre de triunfo que tenía Morante. Todo eran alusiones a la puerta grande y al éxito de salir triunfador en la primera plaza del mundo. Recuerdo como si fuera hoy la llamada de Morante cuando recibió mi propuesta…»Hugo, esta muy bien, pero hay que añadir en el texto alusiones al fracaso. Sin fracasos jamás sabríamos lo que es el triunfo y nunca lo valoraríamos, en la vida tiene que haber fracasos para que haya triunfos», la lección express de filosofía vital apenas duró un minuto al otro lado del teléfono, suficiente para darme cuenta que Morante tenía razón.

Era sábado por la tarde y Jon Rahm debería estar jugando los foursomes de la tarde, pero deambulaba Rahmbo por Le Golf National con la mirada perdida. A Jon le cuesta desprenderse de la pesada mochila de fallar a sus expectativas, de no triunfar. Tras su segunda derrota en dos partidos, la cara del de Barrika era un poema, uno de los miles de espectadores intentaba mandar ánimos al español, mientras se subía al buggie, «como me voy a animar, he jugado dos partidos y he perdido los dos», zanjaba el debutante en Ryder. Pero cierto es que todo pasa por algo, y mientras Jon convíva con el cabreo de la tarde agria del sábado, se produce la noticia bomba de su cruce con Tiger Woods en los individuales.

Sólo hacía unos días Jon había grabado un video desde la terraza de East Lake con Tiger Woods ganando su torneo número 80. Creció con él, quizás recreando partidos imaginarios en el putting-green de Larrabea, donde pasaba por encima del ganador de 14 Majors. No hace tanto de eso y hoy se daban la mano en el tee de uno con Michael Jordan de admirador y testigo y 7.000 personas coreando el nombre de Rahm en la jornada de individuales de una Ryder Cup. Vértigo da sólo de pensarlo.

Estoy seguro que sin las dos derrotas iniciales, Jon no hubiera podido superar a Tiger Woods. Ya lo decía Morante.

Si no hubiera fallado el putt del 16, jamas habría pegado ese supersónico drive en el 17, y el tiro posterior a un metro de bandera. Ese espectador no hubiera podido gritar «Hazlo por Seve» y Rahm jamás hubiera sentido ese nundo en el estómago. Por Seve, por su Aitite, por la Ryder, por los fracasos y por las victorias. El putt terminó en el centro del hoyo y Rahmbo explotaba de júbilo. Luego llegaría las lagrimas y el merecido nirvana.

Creo que desde aquella promo, Morante de la Puebla sigue sin haber triunfado en Las Ventas, pero es feliz, aquellos fracasos traerán otros éxitos.