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El día en el que todos fuimos irlandeses

Y de pronto todos fuimos irlandeses. Ansiábamos que Rory embocara el último birdie y celebrarlo. Abrazarnos como si fuera el día de San Patricio e irnos de guinnes. Emborracharnos si fuera necesario. Hubiera estado dispuesto a ponerme un absurdo sombrero verde en la cabeza y buscar tréboles de cuatro hojas. Pero el deporte, el golf es a veces cruel y Rory Mcilroy no merecía ver el Open desde la tele el fin de semana y ni mucho menos los más de 200.000 espectadores que van a abarrotar Royal Portrush no merecían perder a Rory en el espectáculo. No se si he mencionado que el golf es a veces cruel.

El maldito corte se quedó en +1, y Rory, emocionado, agradecía a sus paisanos todo el cariño. Los 79 golpes del primer día fueron demasiado lastre, su tarjeta de -6 de hoy se quedó a solo biridie del milagro.

Tiger Woods se despide

Antes Tiger Woods ya había hecho las maletas a pesar de sus y 70 golpes de hoy, terminado con dos bogeys. Mejores sensaciones aunque está claro que el frío y los madrugones no son los mejores aliados para el maltrecho cuerpo del campeón norteamericano.

Rahm en la lucha el fin de semana

Sin Roy, sin Tiger, sin Phil, Shane Lowrie y J.B Holmes comparten el liderato con -8. A cuatro golpes aparece fiel a su cita con los majors Jon Rahm, quitándose la espinita del Bristish (único en el que no ha tenido opción de victoria). Rahm tropezó en el hoyo dos tras dos approachs frustrados que los desniveles del segundo green de Royal Portrush arruinaron devolviendo la bola hasta en dos ocasiones a su posición original. Fue entonces cuando Rahm pegó una contenida patada a la base de su bolsa Taylor Made, tuneada para la ocasión y mientras se desahogaba con su fiel caddie Adam, tras la conversación, el silencio inundaba el momento en unos segundos eternos donde Rahm perdía la mirada en el horizonte. Kuchar y Cantely, sorprendidos dirigían sus miradas al de Barrika aún en turno de juego. Nadie se atrevía ni siquiera a sugerirle que debía jugar su golpe de nuevo. Una vez las pulsaciones bajaron, en el tercer approach si aseguró Rahm que su bola coronaría. Con tanta seguridad que el toque en la bandera evitó que el drama continuara. Una puñalada en forma doblebogey a las primeras de cambio. Afortunadamente, uno de los puntos fuertes de Jon Rahm es que es capaz de sobreponerse a las adversidades y en este caso lo hizo con un soberbio hierro en el hoyo tres y una oportunidad de birdie de dos metros. Primer birdie del día.

El resto de la vuelta fue una exhibición desde el tee y cúmulo de birdies desperdiciados. Lograría el del 9 tras una descomunal salida y un buen apporoach y el del hoyo 12. Tras fallar su salida al rough de la izquierda en este último par cinco, tuvo que jugar corto. El approach fue espectacular pese a una extraña circunstancia. «Pegué a la bola descojonándome», confesaba Rahm a posteriori. Una espectadora y el mundo paralelo de Poniente tuvieron la culpa. Rahm lo explica perfectamente en la entrevista.

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Reacciones tras la segunda vuelta de Rahm.

El positivismo va por barrios y en el de García parece que no ha durado mucho. Hoy el peleado +2 de Sergio le sabe a muy poco y fue de esos días que pese a terminar a siete golpes de los líderes con 36 hoyos aún en el camino, el vaso está medio vacío.

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Declaraciones de Sergio García.

Sea como fuere, Rahm y García serán nuestras únicas balas en el fin de semana norirlandés tras la despedida prematura de Adrian Otaegui (+3), Rafa Cabrera-Bello (+6), Jorge Campillo (+7), Adri Arnaus (+8) y Miguel Ángel Jiménez (+13).