El golpe de Seve y el espectador que no quería ceder su espacio

El golpe de Seve

Entre los miles de aficionados que se agolpaban en el tee del uno de Valderrama a las 13:45, un hombre exhibe un cartel con una caricatura de Seve Ballesteros. La levanta al paso de Rahm. Un presagio de lo que sucedería alrededor de dos horas más tarde en el hoyo 9.

Incidente con espectador

Entre tanta gente, siempre se cuela un garbanzo negro. El golpe de Rahm en el tee del hoyo 9 sale totalmente desviado a la izquierda. En un clásico ‘rahmalazo’ impacta su driver con rabia contra la hierba del tee de salida. Masculla su cabreo hasta llegar a la altura de su bola muy cerca de un alcornoque, tiene el espacio justo para un swing contenido. Allí hay un aficionado que ha ganado con contundencia su posición y no tiene ninguna intención de ceder ni un centímetro de su preciado espacio. Jon con educación le pide que se reitre, el de Barrika teme que la ansiedad de ver la bola provoque un inoportuno movimiento que le despiste en un momento clave, sin embargo el aficionado se lo toma mal y en primera instancia renuncia a la posibilidad de perder su privilegiada visión, momento en el que reacciona el público y comienza a increparle y recriminarle su actitud, alguno llega incluso más lejos y se produce un conato de forcejeo. Rahm se muestra ajeno a la historia se concentra en su golpe, el golpe de la semana y uno de los del torneo, un hierro ocho bajito describiendo una curva inverosímil de derecha a izquierda para aterrizar antes de green y rodar para quedarse a tres metros del hoyo. Un birdie que hubiera firmado el mismísimo Severiano. Finalmente, ante un inminente linchamiento, el espectador cede a la presión popular con malas formas. Terminado el hoyo incluso alguno de los marshals buscaba a la Guardia Civil para que lo expulsaran del campo.