Fue uno de esos domingos que te despiertas antes de la hora, ilusionado como si vinieran sus majestades los Reyes Magos en pleno mes de marzo. Y es que si hay dos nombres que ilusionan ahora mismo en el golf español son Jon Rahm y Adri Arnaus. Sin desmerecer al resto, ilusionan por su juventud, por sus características de juego, por su pegada…y el domingo 17 de marzo parecía el más importante en sus carreras.
Sin embargo a estas horas cada uno está digiriendo la decepción de no tener el trofeo más importante de sus respectivas carreras en sus vitrinas. Arnaus, satisfecho camino de Malasia y Rahm, cabreado pensando en enderezar su driver.
Mal día con el driver
Y es que el palo talisman de su bolsa, amaneció desbocado. Primero fueron tres putts en el hoyo uno, los greenes estaban sensiblemente más lentos. Bogey en el hoyo 3, tras una mala salida con hierro y bogey en el 4 sumando otra escapada. Fue un desastroso comienzo, sin embargo el nuevo, contenido y más maduro Rahm trasmitía confianza. Así llegaron los birdies en los hoyos seis y ocho gracias a dos grandes hierros a green que parecían devolverse confianza y esperanza a la afición española.
La alegría no se mantendría demasiado y salir ileso del TPC Sawgrass sin alcanzar calles, se antojaba una gesta complicada. El hoyo 11 marcaría el comienzo del final. Salida al bunker y Jon pareció dispuesto a jugarse el segundo golpe a green en en este par cinco con agua por la derecha. Su caddie Adam Hayes se acerca y sostiene por el hombro a su jefe; una imagen muy gráfica, donde su caddie pretendía mostrarle un camino más conservador. Hayes lo hace con tacto y cariño, una secuencia que me reafirma en la suerte que han tenido caddie-jugador, jugador-caddie en encontrarse. Sin embargo Jon no lo ve claro y no siente jugar un golpe conservador a la derecha de calle. Se la juega. La bola termina en el obstáculo. No hay reproches entre ambos protagonistas. Otra salida fallada por la derecha en el par 4, hoyo 12 le priva de una opción de birdie, que si llegaría en el 13 tras un soberbio golpe. Vuelve a ser colider y en el 14 la diosa fortuna y el camino de asfalto arreglan un nuevo drive desviado. Par sencillo. Sin embargo nuevos errores de salida en el 15 y 16 terminan condenando al español que terminó en el puesto 12º a cinco golpes de Rory Mclroy, merecido vencedor del quinto grande.
La resaca del mal día de Rahm trajo (como ya es habitual, cuando las cosas no vienen bien dadas) muchas críticas y decepción. Mi lectura de estos 18 hoyos van mucho más allá, yo me quedo con la evolución de un jugador en su tercera temporada como profesional, con la madurez que transmite cada vez con más rotundidad, y este caso me quedo con el tweet del compañero Michel Collins que reproduzco a continuación.