Jon Rahm tenía una espinita clavada. Hace dos años en plena ‘Rahmanía’ llegaba al campo gaditano en su debut profesional en España. La expectación era rotunda y el viernes tenía que despedirse prematuramente del torneo, en el corte fallado más doloroso de su corta carrera.
La estrategia Koepka de reventar el driver y jugar desde donde sea el golpe más corto posible, aquí no sirve. Jon sólo ha sacado el driver de la bolsa en cuatro o cinco ocasiones. Parece que el cambio de chip ha dado sus frutos. Vuelta de -2 en una tarde ligeramente más complicada que la mañana y plenas opciones para todo.