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¿Tengo que pagar las cuotas de mi club de golf?

Es la pregunta que se están haciendo cientos de socios o abonados a clubes de golf que verán cómo en los próximos días llegará el recibo domiciliado de las cuotas del mes de sus campos de golf sin que hayan podido disfrutar de sus instalaciones y con la incertidumbre de no saber cuando podrán volver a hacerlo. Desde el pasado sábado todos los clubes de golf cerraron sus puertas en España tras la entrada en vigor del estado de alerta.

La mayoría de las instalaciones han tenido que rebajar sensiblemente su plantilla para hacer frente a la situación. Tras consultar con diversos campos de golf, el modelo más extendido ha sido aplicar un ERTE con todos los empleados de casa-club y demás instalaciones complementarias y quedarse con aproximadamente el 50% de la plantilla de mantenimiento. Hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos es época de intensificar labores de mantenimiento y saneamiento de los campos cómo pueda ser el pinchado. La única realidad y certeza en toda esta crisis es que los campos de golf tienen que seguir manteniéndose.

¿Estoy obligado a pagar?

Por el otro lado está el socio/abonado/cliente, que de momento está pagando por un servicio que no está recibiendo. ¿Hay solución?. ¿Debe el socio seguir pagando las cuotas?. En mi opinión la respuesta a estas preguntas depende de la naturaleza y modelo de explotación de cada club. El tema es complicado y ahora mismo los diferentes clubes están estudiando todas las posibilidades.

Campos de accionistas

En campos de socios accionistas, al ser los socios también ‘propietarios’ de la instalación se presupone un compromiso por el que deben seguir pagando las cuotas con normalidad, otro asunto es que sea el propio club el que decida reducir la cuota mensual (al no poder dar servicio a sus accionistas). Aún más peliagudo es en el caso cuando dentro de la cuota mensual se incluyen los greenfees. ¿Qué pasa entonces?. Paradójicamente, los campos de socios ‘propietarios’ o accionistas son los que menos deberían sufrir, al no depender tan directamente sus ingresos de los green-fees que vendan, las mensualidades de sus socios es el principal soporte. A estas horas, los diferentes clubes con este modelo se están planteando diferentes escenarios y algunos se plantean en el caso de continuar con esta situación una cuota reducida o dar a sus socios algunas ventajas o bonificaciones.

Campos con abonados

El caso quizás más complicado sea el de campos de abonados con derechos de uso, que pagan únicamente por el uso de la instalación sin ser propietarios ni accionistas. En este caso concreto se plantean muchas dudas y la situación es muy complicada para el campo. Normalmente el 80% de los ingresos de un club de este tipo viene por lo que pagan sus abonados por jugar al golf, el 20% restante es producto de la restauración o eventos. Teniendo en cuenta que ese 20% de ingresos queda completamente eliminado, si el abonado deja de pagar, ¿cómo podría mantenerse el club?. Cada club es un mundo y hay diversos modelos. Hay casos como el Club de Campo Villa de Madrid donde el socio se resistirá a darse de baja, ya que hay lista de espera para acceder y si lo hace perderá su condición de socio. Sin embargo otros clubes más vulnerables podrían sufrir avalancha de bajas en estos días, más teniendo en cuenta que el golf antes de la crisis del coronavirus tampoco vivía su mejor momento y no existía masificación muchas instalaciones.

El drama del pay and play

La situación es ya dramática en las instalaciones sin socios ni abonados cuyos ingresos únicamente depende del flujo de jugadores diario. En muchos de los casos son campos muy vinculados al turismo, y esta es otra de las reivindicaciones históricas por parte de los campos de golf, que llevan años reclamando una adecuación del IVA reducido vinculado a las actividades turísticas. Otra de las injusticias que reclaman es el excesivo IBI que pagan muchas de las instalaciones de golf , donde como explica la Asociación Española de Campos de Golf «está referido a un valor catastral que no refleja su verdadero valor, sino uno mucho mayor. Si la valoración catastral debe tener como referencia el 50% del valor de mercado, en demasiados casos dicha valoración la supera, por lo que los recibos de IBI son desproporcionados». Precisamente la citada asociación se pone al servicio de todos los campos de golf, incluidos o no en sus asociación, que necesiten asesoramiento. Además desde la AECG ya han iniciado gestiones con las administraciones públicas y ha llevado acabo gestiones como adherirse a la Confederación Española de Organizaciones Empresariales y a la Asociación Europea de Campos de Golf, según afirman «con la única intención de reforzar su función de lobby empresarial ante las diferentes administraciones tanto en el ámbito nacional como europeo».

¿Podrían abrir los campos de golf?

 Estamos en estado de alarma y los números de contagiados y muertes siguen creciendo alarmantemente, sin embargo médicos y especialistas aseguran que el deporte al aire libre puede ser beneficioso, más aún en este tipo de situaciones. En Inglaterra y Dinamarca por ejemplo se permite jugar al golf, con algunas medidas restrictivas destinadas a que las personas no puedan relacionarse directamente y mantengan la famosa distancia social.

En Estados Unidos muchas instalaciones siguen abiertas y cada una ha dictado sus normas específicas. Richter Park GC ha decidido sacar los hoyos y el simple toque de la bola con la cazoleta significará bola embocada. Con eso se evitan que el jugador tenga que introducir la mano en el hoyo, otros recorridos obligan a que este gesto se haga siempre con la mano cubierta por el guante de golf.


Otros campos han incluido lo que en Nine Springs Golf Course han llamado ‘La Caja del Honor’ al no haber personal para cobrar greenfees, en el tee del hoyo uno hay una caja, donde cada golfista que inicie su ronda deberá introducir el precio del greenfee por una ranura.

En muchos campos no se permite compartir buggie o se prohibe su uso, o se desinfectan previamente, y en la mayoría es obligatorio guardar las distancias de seguridad. Otro recorridos son más drásticos en sus medidas, como Los Angeles C.C, que ha decidido proteger a sus socios más vulnerables, prohibiendo el uso de sus instalaciones a los jugadores mayores de 65 años.