Golflick

Un Masters de interrogantes…

Diluviaba en Washinghton Road horas antes del comienzo de la última jornada del Masters de Augusta. El viento y el frío han dejado la famosa avenida casi desértica. Solo un bullicio que proviene del Hooters, hay concurso de bikinis. Allí esta John Daly y su autocaravana. La sala esta abarrotada de gorras Titleist, Callaway o Ping y botellines de cerveza. Es el concepto más parecido al ocio que tienen en Augusta un sábado por la noche de Masters.

Las conversaciones derivan entre el escote de Miss Iowa y los eagles de Patrick Reed. Aficionados de diversos estados o países se hermanan mientras la noche se consume entre la silicona y la Budweiser y el agua que sigue empapando los inmaculados greenes de Augusta National. Sólo hay algo peor que las batallistas de un golfista y son las batallitas de un golfista borracho.

Desde primera hora, antes de que el campo abra sus puertas, la banda sonora de Augusta será el molesto zumbido del subAir, un sistema de refrigeración subterráneo que intentará secar y endurecer las superficies del campo. Qué interesa a Jon Rahm para recuperar los seis golpes de desventaja que tiene con Patrick Reed…¿un campo blando y en condiciones asequibles o un recorrido duro y difícil?. No tengo una respuesta concreta más allá de que el de Barrika debe concentrarse en jugar el mejor golf que sepa. Rahm lleva 29 hoyos sin cometer errores. A la séptima tentativa en grandes tendrá la primera oportunidad de ganar uno.

El Masters es el único grande con colutorio y crema bronceadora en los baños. Donde cada movimiento está perfectamente organizado: desde los transfer en el buggie hasta las colas en los aseos; una para los que quieran usarlos de pie y otra para los que necesiten o quieran sentarse. Todo está bajo control, excepto los que sucederá mañana en el campo. ¿Puede Patrick Reed continuar con esta racha sobrenatural de golf?

La lógica dice que será difícil.

¿Puede Rory Mclroy ganar su particular Grand Slam? Tendría que remontar ‘sólo’ tres golpes. Para muchos es la apuesta más sólida de este Masters. Rory no estuvo cómodo en los días de entrenamiento, pero algo ha engranado las fisuras de su juego. Entre medio Ricky Fowler se postula también a la chaqueta en silencio. Agresividad no le falta. ¿Quizás haya llegado el momento del primer Major? Y es que otra cosa no, pero el trio perseguidor (Mclroy, Fowler y Rahm) saldrá mañana con el cuchillo entre los dientes.

Sergio García será el encargado de vestir de verde al ganador. El de Castellón volvía a generar polémica. En sus declaraciones a Golflick que recogieron las agencias cargaba contra la prensa española por el ‘exceso’ de repercusión de sus 13 golpes. Más allá de discrepancias, su descripción del hoyo 13 fue tan genial como clara y concisa. Ahí viene otro de esos domingos de infarto. Póngase cómodos.