Durante los eventos y reuniones con motivo del décimo primer Día Nacional del Golf en la Ciudad de Washington se ha revelado un dato inesperado y poco conocido. Más de tres millones de hispanos practican el golf en Estados Unidos.
Según la Fundación Mundial del Golf (World Golf Foundation, WGF), 32 millones de personas participan en este deporte en Estados Unidos.
No es sorprendente que más de la mitad de los golfistas del mundo estén concentrados en Estados Unidos. Lo que sí es asombroso es que haya seis veces más golfistas de origen hispano en Estados Unidos que en el resto del mundo de habla española, es decir toda América Latina (alrededor de 200.000) y España (alrededor de 270.000).
Varios elementos han contribuido a la diversificación de los golfistas en Estados Unidos. Para empezar, el 75 por ciento de las instalaciones están abiertas al público, en claro contraste con el Hemisferio Sur y España, donde siguen predominando los clubes de campo privados y los campos exclusivos para turistas extranjeros.
Otro factor es lo que el director ejecutivo de la WGF, Stephen Mona, denomina “el aspecto cambiante del golf”, en un país en el que residen más de 60 millones de hispanos y se ha duplicado el número de hispanoparlantes desde la década de los noventa.
Existen claros indicios de que este aspecto va a seguir diversificándose. El 25% (1,15 millones) de los 5 millones de niños introducidos al golf por el programa First Tee en 2017 eran de origen hispano. Según las predicciones de la WGF, la mayoría de ellos seguirán practicando el golf durante décadas.
De acuerdo con las proyecciones actuales, cada año cerca de un millón de hispanos se sumarán a las filas del golf en Estados Unidos como practicantes o seguidores. Además, en consonancia con el aumento general de la presencia de mujeres en el golf, el mayor aumento de participación se registrará entre las jóvenes latinas.
Algunas organizaciones de la industria del golf han empezado a seguir de cerca esta tendencia, no solo de la participación, sino también en términos de audiencia. El PGA Tour, la organización encargada del circuito profesional de Estados Unidos, lleva casi un año explorando maneras de conectar con la población hispana, con especial hincapié en las nuevas generaciones.
Según el Pew Research Center, cerca de seis de cada diez hispanos en Estados Unidos tienen menos de 33 años, hablan principalmente inglés y comparten los mismos intereses con el resto de sus coetáneos. No obstante, estos jóvenes hispanos viven entre dos mundos y se mantienen conectados con su cultura y sus héroes populares.
Durante los últimos años cubriendo a golfistas profesionales hispanos, latinoamericanos y españoles dentro de las cuerdas, he podido constatar la tendencia de los aficionados latinos a seguir a jugadores como Abraham Ancer, Emiliano Grillo o Jon Rahm por el campo. De hecho, los jóvenes Ancer, Grillo y Rahm, nacidos respectivamente en México, Argentina y España, ejemplifican la nueva generación de golfistas y aficionados hispanos. Han estudiado y madurado en Estados Unidos asumiendo plenamente el estilo de vida norteamericano. Sin embargo, también conservan su idioma y sus tradiciones culinarias y familiares, como la pasión por sus equipos de fútbol locales.
El aumento constante de la participación no es la única contribución de los hispanos al nivel histórico de gasto en el golf (84.000 millones de dólares en 2016) celebrado durante el Día Nacional del Golf.
El hecho, previsto y más conocido, de que los hispanos ocupan una gran parte de los aproximadamente dos millones de empleos de la industria del golf en Estados Unidos también merece su propia celebración del Día del Golf Hispano.