Ni en los bellos acantilados de Pebble Beach Jon Rahm encontró la serenidad que buscaba. La jornada comenzó con tres putts y el primer golpe a la frágil paciencia del de Barrika, aún así se sobrepuso. A la altura del hoyo 6, ‘Ramhbo’ ya se había colocado la cinta en el pelo y las pinturas de ataque, birdies en el 6, 7 y 8 y volvía a merodear cabeza.
Sin embargo Jon se lanzó al ataque desesperado en un campo con ADN de Us Open y con greenes más propicios para jugar al billar. El descalabro se sucedió con los peores nueve hoyos de toda la temporada; 42 golpes y un +4 que le relegó al puesto 26º. Tras este frío análisis, pocos ‘peros’ podemos poner a la temporada 2018 del número 2 del Mundo; un segundo puesto, una victoria, 29º, 11º y 26º, todo en cinco torneos. Si bien el detalle de la estadística nos lleva a un dato esclarecedor solo con repasar sus medias de golpes esta temporada:
- Media de golpes en Primera Jornada: 67,83 (4º)
- Media de golpes en Segunda Jornada: 68,67 (13º)
- Media de golpes en Tercera Jornada: 69,17 (25º)
- Media de Golpes en Cuarta Jornada: 72,33 (147º)
La estadística es clamorosa y habla por si misma, ahora bien; dos apreciaciones para que pueden aportar un poco de luz sobre el motivo de malos números de las últimas jornadas de Jon esta temporada. A estas alturas sobra decir que Rahm es un jugador tremendamente agresivo y su motivación baja enteros cuando se queda sin posibilidades de victoria. Por otro lado, el cansancio físico y mental se acumula; han sido cuatro semanas consecutivas y las cuatro llegando al domingo con opciones de ganar, es en estos últimos días donde se produce un mayor desgaste.
A buen seguro que todo lo trabajará ya con su equipo (especialmente Joseba del Carmen) y uno de los puntos de mejora de Jon será aprender y asimilar la importancia de no ganar y a pesar de ello no bajar los brazos, siempre es mejor quedar 7º que ser el 26º.