La primera jornada del Farmers Insurance me sirvió para afianzar una sorprendente convicción que se basa en una extraña teoría que vengo rumiando desde hace unos días. Creo que Jon Rahm es una especie de traje de superhéroe y dentro hay un pequeño extraterrestre que no supera el metro veinte y que en los días de torneo se lo enfunda y adquiere superpoderes. Durante un tiempo pensé que podría ser Tiger Woods el que, cansado del acoso y juicio mediático se había construido esa coraza con forma de chicharrón de Barrika con un doble objetivo; por un lado para pasar desapercibido, seguir ganando y volver a ser número uno y ya de paso, proteger su castigado cuerpo.
«Creo que Jon Rahm es una especie de traje de superhéroe y dentro hay un pequeño extraterrestre que no supera el metro veinte y que en los días de torneo se lo enfunda y adquiere superpoderes».
Jon Rahm (-4) ocupa la cuarta plaza a tres golpes del líder Tony Finau (-7). Da igual que venga de ganar, que pueda ser número uno, el pequeño extraterrestre que lleva dentro volvió a pulsar el botón de piloto automático y comenzó el carrusel de calles y greenes, la sensación es que el día que entren los putts dejará el campo temblando. Sólo un error, el segundo y pesado golpe con madera en el 18 que terminó en el obstáculo. Un despiste que remedió al instante con un certero putt para salvar el par. El traje de superhéroe Rahm estará ahora enchufado a todas sus baterías de cara a la segunda jornada de mañana.
La vuelta de Tiger (par) es de esas que te deja con una imperceptible sonrisa en los labios. Nada espectacular pero muy prometedora. Primero porque no hubo atisbo de dolor y segundo porque sigue regalando detalles, como el hierrazo 6 en el hoyo 16 con el que estuvo a punto de convulsionar San Diego con un hoyo en uno. Detalles que invitan al optimismo.