Por qué yo sí hubiera penalizado a Patrick Reed

Patrick Reed hablaba por teléfono con la sonrisa forzada, solo habían pasado un par de horas desde su presunta bola empotrada en el rough del hoyo 10 de Torrey Pines y su polémico alivio posterior. Reed es un profesional no solo del golf, también de la resilencia. Sus espaldas llevan tiempo cargando con del peso de las dudas, los insultos y la fama de tramposo. Triste que un jugador con este talento haya decidido exprimir el reglamento hasta los límites de la honestidad, y ayer…, una vez más…,no soy árbitro ni pretendo serlo, precisamente por ello mi veredicto es culpable.

Se ha escrito y comentado mucho en estas horas posteriores y con el reglamento en la mano, la acción de Reed no incumple específicamente ninguno de los artículos del farrogoso libro de reglas. Pero como en todo, hay interpretaciones y en el reglamento del golf hay un componente subjetivo que solo Reed y su conciencia deben conocer a estas alturas. ¿Hizo trampas?. En el golf se presupone la buena voluntad y honradez de los jugadores, el problema es que la reincidencia de Reed no ha dejado lugar al beneficio de la duda. Aquí mis argumentos para considerar que esta acción no tendría que haber tenido un final feliz.

1.- A mi juicio y tras ver las imágenes de televisión no hay dudas de que la bola de Reed no podía estar empotrada. La bola botó previamente antes de reposar en el frondoso rough de kikuyu. Soy de la opinión de que la regla de aliviarte de bola empotrada solo debería aplicarse en hierba segada al ras (es decir en la calle o el fairway). El rough debería seguir siendo tan obstáculo en los campos de golf como los propios búnkers…,¿por qué no se alivian entonces de un huevo frito?.

2.- Si Reed tenía dudas y es razonable que las tenga, ¿por qué no llama al árbitro antes de levantar la bola?. ¿Las dudas le entran después cuando ya ha manipulado ‘la escena del ruling’?. El propio hecho de levantar la bola complica cualquier valoración del árbitro a posteriori y deja en ese momento como único elemento de juicio para el oficial del PGA Tour la propia percepción y opinión de Reed, único testigo directo de su bola empotrada. El arbitro argumenta su decisión en lo que Reed le dice y al examinar hierba que supuestamente rompió la bola al empotrarse.

3.- Si el árbitro no ha podido ver y valorar si la bola estaba empotrada y Patrick Reed tiene dudas una vez que la levanta (por eso le llama), ¿por qué no se utilizaron las imágenes de televisión que hubieran aclarado el incidente y hubieran demostrado que la bola difícilmente podría haberse incrustado en su propio impacto después de haber botado previamente en el rough?.

4.- Resulta que para juzgar y resolver la acción si se valoran y tienen en cuenta en cuenta la opinión o percepción de marshal y caddies y no las propias imágenes de televisión. En otros casos la televisión fue determinante.

¿Y cuál es el ejemplo que queda de todo esto…? Cualquier jugador que piense que su bola esté empotrada en el rough, está legitimado entonces para levantarla sin más. Una de las cosas que me atrajo de este deporte son sus valores, donde a diferencia del fútbol la trampa no se premia, se castiga, el jugador es casi siempre su propio juez y árbitro. Buen momento para recordar el caso de Brian Davis en el Heritage de 2010. Él prefirió perder y ser honesto consigo mismo, a otros, solo les sirve ganar.

El caso de Brian Davis y su autopenalización en Heritage 2010.