Algunos estarán viviendo con añoranza estas últimas horas, otros, hasta los cojones, unos cuantos etílicos brindando por los buenos propósitos y los hay que corren Castellana arriba, que el running y la San Silvestre molan y están de moda. Se acaba 2019, buen año golfistico. Han sido 16 victorias profesionales para el golf español. No recuerdo una cosecha mejor. En cuanto mis vivencias golfísticas de este año, voy a quedarme con dos momentos únicos.
Domingo 14 de abril de 2019
«La misa de ocho de la iglesia de la Santísima Trinidad en Augusta estaba abarrotada. El reverendo Brian O’Shaughnessy aceleró el ofició; hasta el mismísimo Dios querría hoy domingo ver a Tiger Woods en el desenlace de este histórico Masters de Augusta.» Así empezaba mi crónica en el diario El Mundo de uno de los días más apoteósicos de la historia del golf. El día en el que Augusta National se convirtió en un manicomio verde. Nunca vi una explosión de euforia colectiva tan contundente. La gente se abrazaba alrededor del green del 18, lloraba, reía, brindaba. No fue el decimoquinto major de Woods, fue el grande de todos.
«La misa de ocho de la iglesia de la Santísima Trinidad en Augusta estaba abarrotada. El reverendo Brian O’Shaughnessy aceleró el ofició; hasta el mismísimo Dios querría hoy domingo ver a Tiger Woods en el desenlace de este histórico Masters de Augusta…»
Domingo 24 de Noviembre de 2019
Rahm levanta los brazos en el reino de la opulencia, es el primer ganador español de la Race To Dubai desde Severiano Ballesteros. A pie de green del 18, nos cuesta hasta mirar ese último y certero putt que le corona en su victoria más importante y más rentable. Cinco millones de dólares no están nada mal para un sencillo chico del norte, que reconoce que el único capricho que se ha dado hasta la fecha es una X-box. Otro de los momentos únicos de 2019.
Momento de gracias…
Con la emoción de la incertidumbre del futuro, es el momento de dar las gracias a todos lo que han estado ahí en 2019; como habéis leído, año de emocionantes crónicas y viajes para El Mundo, de muchas horas de locutorio para Golf Channel Latinoamérica narrando una gran temporada latina con victorias de Joaquín Niemann o Sebastián Muñoz, muchos kilómetros por España con eventos como el Costa Blanca Golf Tour, El Gran Torneo Fundación Ángel Nieto en Ibiza, el Torneo de los Valientes y muchos otros de empresas o amigos que depositaron en nosotros su confianza. Finalizamos el año con una preciosa nueva aventura con Lowgolf que explotará en 2020 cumpliendo los sueños de muchos aficionados; de golf y de viajes. Y por supuesto esta niña de mis ojos, más desatendida de lo que me gustaría, pero siempre en mis pensamientos y mis anhelos, se llama Golflick. Algún día espero dedicarte el tiempo que te mereces. Si me descuido hubiera tomado las uvas en Chile junto a mi amigo Javier Varela y un nuevo proyecto llamado ‘Joaco’ que podrán ver los amigos latinos muy pronto en formato documental. El primero de unos cuantos, una faceta a explotar en 2020 que me hace especial ilusión. Por cierto, nada de esto sería posible sin la persona que me sufre, me ayuda y me quiere desde hace unos cuantos años ya.
Recuperar la chispa
Para 2020 otro de mis propósitos en dedicarle más tiempo a ella, y puestos a pedir; tener tiempo para disfrutar en el campo, donde todo empezó. Nada de lo anteriormente escrito existiría sin la primera vez donde levanté un palo por primera vez o aquella donde impacté decentemente una bola de golf. Aquel niño serio y castellano descubrió lo que realmente le gustaba. Reconozco que con el tiempo y las ocupaciones esa chispa se ha perdido y espero recuperar parte de ella en 2020 (otro propósito). Hoy, mientras buscaba huevo hilado en El Corte Inglés me he vuelto a dar cuenta de que el golf va mucho más allá de Tiger y Jon Rahm. Para recuperar el resuello de la batalla infernal en los pasillos del supermercado, tuve que subir a la cafetería a hidratarme correctamente. Allí un señor mayor y muy bien vestido se sentó a mi lado en la barra.
«Eres el del golf«, -pocos me siguen reconociendo desde mi etapa en Movistar y agradecí el gesto. Pronto todos los camareros le saludan afectuosamente felicitando el año; -un cliente habitual-, pienso.
El hombre me dice que tiene prisa porque quiere terminar 2019 jugando al golf. Desde que enviudó, suele jugar a diario. Se le ve entusiasmado con el momento de salir el campo, me habla con verdadera pasión. Pide chuletillas de cordero muy hechas con patatas fritas y un vaso de agua, y cuando le traen el plato, pide un sandwich para llevar -por si esta noche me da el hambre -, le dice a la camarera que se interesa cariñosamente por su nochevieja. -No estaré solo-, le tranquiliza: -estaré con mis recuerdos-. No puedo evitar emocionarme mientras le escucho, sorbo mi caña para disimular. El hombre come apresuradamente, coge su sandwich envuelto y me despide con un abrazo. -Seguid así, lo hacéis fenomenal, os veo todas las noches-, decido no perder el tiempo en explicarle que hace tres años que ya no estoy en Movistar. Qué importa eso ahora: -Feliz año-, me despido.
Para él y para todos.