Una marea negra inunda la antesala del Royal Greens Golf & Country Club, visten la ‘abaya’, tradicional túnica negra hasta los pies, las hay que cubren su pelo con un velo, o las que prefieren que el burka deje solo a la intemperie sus ojos. El calor parece ascender desde los infiernos de la arena desértica salpicada de juegos de golf. Hay una zona donde las niñas hacen cola para patear, en otra les explican las nociones básicas para poder empuñar un palo, y un poco más arriba, un gran simulador indoor sofoca momentáneamente las altas temperaturas de una semana de noviembre especialmente calurosa en Jedah (Arabia Saudí). Estamos camino de La Meca, en medio del desierto y a orillas del Mar Rojo, donde se ha levantado la Ciudad Económica del Rey Abdullah (KAEC). Está todo por hacer, pero brillan en medio del desierto una impresionante estación de AVE (que estuvo apunto de ocasionar un conflicto diplomático entre España y Arabia), una marina todavía desangelada, un par de hoteles y un campo de golf, un insignificante alfiler en el pajar de los más de 26 mil millones de dólares presupuestados en esta Ciudad. “Hoy han venido cuatro colegios de chicas”, nos comenta una persona de la organización que amablemente nos prohíbe inmortalizar la escena. Avanzamos, el montaje en el campo de golf es impresionante, más propio de un torneo del PGA Tour que del Circuito Europeo Femenino. Las estructuras de entrada al campo están empapeladas con historias inspiradoras de mujeres deportistas saudíes; Dalma Malhas, amazona olímpica, Mashael Al Obaidan, primera piloto de rallys, o Kariman Abuljadayel, cuya imagen de su cuerpo envuelto en ropa corriendo los 100 metros lisos en unos juegos olímpicos dio la vuelta al mundo.
‘Ladies First’ (las mujeres, primero) se lee en uno de los gigantescos carteles. La compañía petrolífera más importante del Mundo, Aramco, propiedad del gobierno y con conexiones con la familia real saudí ha decidido apostar por la mujer y la apertura de Arabia Saudí, a su ritmo y sin las estridencias ni los excesos de su vecino Dubai. El torneo femenino que prácticamente cerró la temporada del LET reparte un millón de euros, cinco veces más que cualquier torneo del Circuito Europeo Femenino. En dos semanas en Jedah, poco más de 50 jugadoras compitieron por dos millones de euros, medio millón mas de lo que repartió el último Open de España con la presencia del número uno del Mundo. La lluvia de millones de los eventos femeninos de golf de Aramco esta temporada alcanzó los cinco millones de euros repartidos en sus torneos en Londres, Sotogrande, Nueva York y la final de Arabia Saudí, todo sin contar los incentivos a las grandes figuras que han competido este año, desde la número uno Nelly Korda hasta Lexi Thompson, Lydia Ko, Ana Nordqvist, Paula Creamer o Carlota Ciganda que debutada en estos formato en Jedah. “El hotel, el campo, la comida, el trato está siendo increíble todo”, comenta la española en su primera visita a Arabia, y es que las jugadoras son tratadas como princesas esta semana, los coches de cortesía son en su mayoría Marserati. “El bueno es uno japonés, que los asientos te dan masajes”, interrumpe Laura Gómez, una de las 13 españolas que participó en el evento.
La mujer en Arabia Saudí pudo votar en 2015, conducir y poder entrar en un estadio de fútbol en 2018, en 2019 solicitar pasaporte y viajar sin tutela de un varón y practicar deporte libremente. “Me parece una locura que las mujeres no hayan tenido la oportunidad de hacer deporte hasta ahora” comenta Carlota esperando que estos torneos “ojalá sirvan para que vean que la mujer puede practicar deporte de elite y se animen las niñas y las jóvenes a seguir nuestros pasos”. Africa Perea es la única mujer española que trabaja en las entrañas de Golf Saudi, el ente federativo desde el que se proyectan y organizan todos estos eventos, además del que traerá en enero a los mejores golfistas del mundo o la gran liga mundial de golf que se proyecta. “Yo vivo muy normal aquí, conduzco, visto normal, vivo con mi pareja y no estamos casados”, comenta su experiencia tras dos años con residencia en Riad. Africa es la única europea trabajando en el proyecto aunque está rodeada dee compañeras saudíes que trabajan en la empresa “a veces me ven como una influenser”, comenta entre risas. Ahora mismo en Arabia Saudí hay poco más de 500 jugadores y once campos de golf, tres como el Royal Greens, de nivel internacional. El proyecto a futuro que se enclava dentro de Vision 2030 contempla que antes de 8 años los jugadores superen los 30.000 y los campos lleguen a la treintena, ambiciosos objetivos para una región que busca abrirse al turismo con sus limitaciones. “Desde 2018 se han abierto al turismo y se van rompiendo barreras”, comenta Africa, ya apenas se ve a la policía religiosa y la misma semana del torneo, debido al calor se ‘pasaron por alto’ las normas de etiqueta y se permitió a las jugadoras poder vestir bermudas. Pero aún queda mucho camino por recorrer: “mientras uno no se pueda tomar un copazo en los hoteles”, era la gráfica definición de progreso de Miguel Ángel Jiménez cuando le preguntábamos por el destino. Poco a poco.