No hay que ser muy visionario para darse cuenta que el momento de Francesco Molinari estaba por llegar. Sólo basta con darse una vuelta por sus últimas seis semanas. Ganó el BMW PGA Championship, fue segundo en Italia, y tuvo que hacer escala en Estados Unidos para recaudar puntos Fedex (estaba fuera de los playoffs), le bastó una semana para ganar el torneo de Tiger y otra más para ser segundo en el John Deere Classic. Pero la exhibición dominical del italiano ha sido uno de los mayores alardes de solidez que recuerdo. Daba igual que enfrente estuviera Tiger y los 172.000 espectadores que han pasado por el Open esta semana. Sobretodo los de hoy domingo, que parecían ser del mismísimo Massachusetts, pero Francesco estaba en su burbuja. El nuevo número 6 del Mundo tiene 35 años y es humilde, trabajador, introvertido y muy serio; es uno más de la armada española. Habla perfectamente nuestro idioma y tiene una excelente relación con muchos de los nuestros.
