La participación de Jon Rahm ha sido la última del golfista español en 2020, ya que ha decidido cogerse la baja de paternidad. El español permanecerá en Estados Unidos y no defenderá su título en el DP World Tour Championship, una decisión consensuada con su mujer y que considera precavida e inteligente.
Decía Jon Rahm que Augusta le venía muy bien, y así lo constataban también en su momento las apuestas de golf. En diversas plataformas con pronósticos deportivos veíamos como Dustin Johnson era el principal candidato, pero con serias opciones para el golfista vasco, como así fue. No se equivocaron los expertos y el estadounidense se proclamó ganador del Masters de Augusta 2020.
La familia por delante de su otra pasión
Decía Jon Rahm que quería darle una alegría a su familia conquistando el Masters de Augusta y a punto estuvo de conseguirlo. El español cuajó una gran actuación, pero no fue suficiente para alcanzar el nivel del golfista de Columbia. Eso sí, se mantuvo en la lucha hasta el último día y regaló a los aficionados golpes espectaculares que han pasado a denominarse “Rahmbombazos”.
No pudo ser, pero Jon Rahm tiene a sus 26 años una amplia carrera deportiva por delante para ser uno de los golfistas más grandes de todos los tiempos. Ahora el de Barrica descansa junto a su mujer en Estados Unidos disfrutando de la baja de paternidad, algo difícil de pensar en el deporte de élite, pero que cada vez va siendo más común.
Una de las reivindicaciones del deporte femenino de élite es el derecho a ser madre y no ver afectada por ello sus derechos como deportistas, y con este gesto, Jon Rahm sirve de ejemplo también para los hombres en el sentido de poder disfrutar de la paternidad, algo que cada vez debería ser más normal en un sector tan desnaturalizado.
¡Y ojo! Su mujer sale de cuentas en las fechas en las que se disputa el Masters de Augusta 2021, por lo que se podría perder también este torneo, ya que el propio jugador ha anunciado que el parto será natural y no provocarán la fecha.
El deporte y la desigualdad
Este anuncio de Jon Rahm coincide en fechas con la reelección de Gonzaga Escauriaza como presidente de la Real Federación Española de Golf, al ser la única persona que se ha presentado al cargo en el plazo establecido. Un valor seguro para el golf español que igualmente ha renovado su confianza con Allianz como uno de los principales patrocinadores y colaboradores con la federación.
Gonzaga accedió al cargo en 2008 sucediendo a Emma Villacieros, una de las pocas mujeres que han presidido federaciones deportivas hasta la fecha, en ese contexto de desigualdad en el deporte que cada vez se va reduciendo más.
La buena noticia también en este aspecto será el nombramiento a partir del 1 de enero de 2021 de Annika Sorenstam como presidenta de la Federación Internacional de Golf. La sueca pasará a ser la segunda mujer en presidir una federación internacional junto a Marisol Casado, que lidera la federación internacional de Triatlón desde 2008.
El nombramiento de Annika supone un paso más hacia la igualdad en el deporte, que tiene como curiosidad el hecho de haber más disciplinas olímpicas femeninas que masculinas, pero solo dos presidentas por 31 hombres dirigiendo el resto de federaciones. No es la única parcela donde todavía existe mucho margen de desigualdad, pero poco a poco se están dando los pasos adecuados para conseguirlo, pero sin forzar las cosas.
El golf como deporte puede sentirse orgulloso de ser una disciplina en el que la mujer tiene un hueco importante, y la llegada de la exgolfista sueca no hace sino corroborar esta afirmación. El detalle de Jon Rahm de anteponer la familia a su profesión es un gesto más de la evolución del deporte y de la sociedad hacia naturalizar la élite deportiva con la familia, y no sería extraño ver cada vez más deportistas de cualquier disciplina abandonar sus obligaciones profesionales por las familiares. Perderemos de vista al vasco durante un tiempo, pero pronto volverá a los campos de golf para seguir ganando torneos.