Hace solo unas semanas con motivo de la final del Circuito infantil Miguel Ángel Jiménez, el golfista español estuvo todo el fin de semana acompañando a los pequeños en medio de sus vacaciones y desconexión del golf. En una de ellas mañanas, no se resistió a empuñar los palos con su amigo del alma, Pascual Jiménez. Miguel empezó errático en el hoyo uno y terminó descosiendo a birdies el campo executive de Meliá Villaitana Golf y ganando uno de sus botines más preciados; un buen arroz. Tras Jon Rahm, Jiménez es el golfista español más competitivo que conozco. Da igual que te asomes a los 60 años o que compitas por 340.000 dólares o por un arroz con caracoles.
Tras 30 años recorriendo el mundo pegándole a la pelotita, sigo pensando que el golf sigue en deuda con el malagueño, una sensación que ni comparte ni transmite el propio protagonista. Por muchos motivos que se planteen (idioma, desconexión con el DP World Tour…), no seria de justicia que el golfista español deje algún día el golf sin ser capitán de la Ryder Cup. Lo cierto es que lo único que esta en la mano de Miguel es lo que continua haciendo, ganar.
Comienza el año con una victoria.
A sus 58 años recién estrenados Miguel Ángel Jiménez volvía a triunfar esta madrugada en Hawai en el torneo inaugural del la temporada en el PGA Tour Champions. El año 2021 del malagueño no fue el mejor, aunque sus dos triunfos de 2020 computaban para la temporada 2021, el año pasado en curso fue el único en sus ocho temporadas en el circuito de veteranos en el que se fue de vacío. Fue cuatro veces segundo, llegando incluso al playoff del SAS Championship. Pero el fondo competitivo de Jiménez no estaba satisfecho, aún sabiendo que cada año las victorias se venden más caras en el circuito de leyendas donde Mickelson prácticamente cuenta sus apariciones por victorias. No hay secretos, entre rioja y rioja, bocanas a sus puros y su perpetua sonrisa, solo cabe el trabajo y las ganas de seguir siendo competitivo. Por eso Miguel le pega mejor y más largo que nunca y no escatima horas en el puting green, con el objetivo de seguir haciendo en cada ronda, muchos ‘bailes de la espada’. Jiménez inundó este fin de semana Hualalai de ellos, el último, en el definitivo hoyo 54 donde solo le servía un birdie para jugarse la suerte del torneo en el playoff frente a Steve Alker, un putt de unos dos metros con caída izquierda a derecha que rompía el centro del hoyo. Jiménez blandía su putter sonriendo, consciente de que en las distancias cortas de un desempate es difícil batir a ‘El Pisha’.
Ataque por los segundos nueve hoyos.
El malagueño fue de menos a más en los definitivos 18 hoyos, el primer birdie no llegó hasta el complicadísimo par 3, hoyo 5. El más difícil. El hierro certero tomó el camino del peralte de la derecha del green y tras amenazar con salir del mismo, la bola ayudada por la inercia d ella pendiente comenzó a rodar a favor de bandera hasta quedarse a un par de metros del hoyo. Fue este mismo hoyo donde Ernie Els salió con un doblebogey el viernes, y donde el día definitivo volvió a visitar el agua. Los extraños primeros nuevo hoyos de Jiménez culminaron con un bogey en el sencillo par 5 hoyo 7, tras dejar la bola injgable de salida y otro raro biridie en el difícil par 3 hoyo 8. Un anodino paso de -1 por los primeros nueve hoyos que le hacían naufragar a 3-4 golpes de la cabeza, eso sí, con un aliado que también sería determinante, el viento, que poco a poco iba ganando protagonismo. Coincidiendo con su mayor intensidad, llegaría el recital del golfista español. Los cuatro birdies en el hoyos 10, 11, 13 14 reclamaban una vez más el sitio de Jiménez al lado de las leyendas del golf, los Ernie Els, Vijay Singh, Retief Goosen o Jim Furyk. Es de justicia que sigan llegando las victorias y alegrías para el mejor jugador de la historia sin majos (en el circuito regular).
El playoff pareció estar en control del malagueño en todo momento pese a que Alker, lo tuvo muy cerca. Tiró un putt de casi tres metros en el primer hoyo de desempate para haber logrado su segundo triunfo, perdonó. En el segundo hoyo, las dos salidas fueron muy parejas, el neocelandés envió su segundo golpe al búnker, mientras que Jiménez aseguraba el green con una opción de unos cuatro metros. Alker se atascó con la presión y la salida de la arena fue pesadda y defectuosa. El par fue suficiente para celebrar el úndecimo triunfo de Jiménez que supera ampliamente las cifra de 6 millones de dólares en ganancias en ocho años en el PGA Tour Champions. A estas horas nuestro senior más universal emprende camino hacia Dubai, brindando con rioja y regalando sonrisas. Eso es precisamente lo mejor de Jiménez, con trofeo o sin él, siempre habrá una sonrisa.