Fin a la maldición de Oklahoma State

El pasado domingo se disputó la final del campeonato de NCAA masculino. Dado el reciente éxito en el PGA TOUR de muchos de sus antiguos participantes y la exhibición de golf que presentan sus competidores, este campeonato se está convirtiendo en los últimos años en uno de los eventos de golf masculino amateur más seguidos por los fans americanos. 

Los 72 hoyos de stroke-play situaron a Broc Everett, miembro del antiguo equipo universitario de Patrick Reed, como el campeón individual. Tras elegir a los 8 mejores equipos clasificados tras la tercera jornada de stroke play, la final del campeonato enfrentó a los equipos de Oklahoma State y Alabama.

Ambos son equipos de renombre, no sólo por sus pasadas victorias (Oklahoma con 11 ediciones y Alabama con dos), sino también por la proyección que han llevado algunos de sus antiguos jugadores. 

Oklahoma State cuenta con antiguos Cowboys en el PGA TOUR. Obviamente el más reconocido es Rickie Fowler, pero la lista se extiende con nombres como Peter Uihlein, Alex Noren, Hunter Mahan, Morgan Hoffman, Charles Howell III y Kevin Tway. Por otro lado las filas de antiguos golfistas de Alabama están formadas por el actual numero 1 del ranking mundial Justin Thomas y Bud Cauley, Graeme McDowell y Jerry Pate. 

Aún así, Oklahoma State llegaba al torneo frente a una maldición que soñaba con perdurar la décima edición del torneo. Hasta el año 2009 el campeón nacional de la NCAA se establecía tras 4 rondas de stroke-play. Hasta la fecha Oklahoma ostentaba uno de los mejores registros con 10 victorias en los años 1963, 1976, 1978, 1980, 1983, 1987, 1991, 1995, 2000 y 2006; un record únicamente superado por la universidad de Houston. A partir del 2009 el campeón nacional pasó a ser establecido tras una tabla de enfrentamientos match-play. Desde esa primera edición se estableció la famosa maldición que impedía al equipo mejor clasificado en el ranking llevarse el trofeo. 

Oklahoma State, uno de los favoritos por su victorioso pasado encontró muchos baches por el camino.

En esa primera edición match-play, en la que entraban al torneo como el equipo mejor clasificado se quedaron estancados en los cuartos de final. La famosa historia fue protagonizada por Rickie Fowler en su partido contra Brian Harman, miembro entonces del equipo de Georgia. Era el hoyo 15 cuando Harman embocó su putt para mantenerse uno abajo con 3 hoyos por jugar. Pero tras recoger la bola del hoyo se percató que Fowler y su coach ya estaban de camino al siguiente tee, dejándole a él el trabajo de reponer la bandera. Conocido por su temperamento en durante sus años de golf amateur, el joven Harman lo interpretó como un insulto. Se acercó a su coach y le dijo “estoy a punto de patear a este tío en los dientes”, y eso hizo. Harman firmó tres birdies seguidos para ganar a Fowler en su última competición universitaria, dejándolo con lagrimas en los ojos. Posteriormente, el por entonces coach de Harman comentó incluso: “ese *** debería de haber repuesto la bandera”. Desde ese incidente, comenzó la famosa maldición que muchos creen que debería ser llamada “La maldición Fowler” por lo ocurrido.

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En el año 2010, Oklahoma se enfrentó a Augusta, equipo considerado de bajo nivel y del que formaba por entonces parte por el tan criticado Patrick Reed. Reed se enfrentó al que era uno de los nombres más conocidos del mundo del golf Peter Uihlein. El Cowboys resultaba ser el hijo de Wally Uihlein, el entonces y actual director de Footjoy, Titleist, Pinnacle y Scotty Cameron, toda una eminencia. Como es de suponer, este hecho no hizo más que motivar la voluntad de Reed de ganar su partido. La anécdota más importante ocurrió en el hoyo 8. En el hoyo anterior Uihlein concedió un corto putt de par a Reed, el cual no le de devolvió el favor en el hoyo siguiente una vez que el putt de birdie de Uihlein se quedó a escasa distancia del hoyo. El enfado de Uihlein fue visible al fallar el putt, lanzando la bola al lago con su mano. Tras ese fallo Reed, que ya se colocaba 4 arriba, supo que había vencido en el juego mental del partido y acabó venciendo al Cowboy de Oklahoma. Gracias a su victoria en esa final el equipo de Reed se hizo con el titulo nacional.

En 2011, Oklahoma volvió con ansias de vengarse y jugaba en casa con Uihlein, Morgan Hoffman y Kevin Tway en sus filas. Además, el joven Uihlein acababa de ganar el Ben Hogan Award que lo proclamaba como el mejor golfista del país junto con su titulo en el U.S. Amateur unos meses antes. Aún así, eso no pareció importarle Patrick Reed , que se volvió a enfrentar a Uihlein en las semifinales. En su cara a cara frente al favorito del publico, Reed consiguió una victoria de 8&7 considerada como la más apabullante en la historia match-play de la NCAA. Y con esto seguía la maldición de Oklahoma…

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Este año los Cowboys de Oklahoma volvían a jugar en casa y como de costumbre eran los mejor clasificados de cara a las rondas de match-play. Con más de 3.000 espectadores apoyando al equipo, los Cowboys consiguieron una aplastante victoria frente a Alabama con un 5-0. El domingo, Oklahoma no solo daba por finalizada su maldición sino que también marcaba un record. Se convirtió en la victoria con mayor ventaja en la historia de una final de match-play de la NCAA. Entre los 5 jugadores de Oklahoma acumularon un total de 21 bajo par en una sola jornada de competición. Alabama se enfrentaba a un equipo que luchaba por mucho más que un trofeo y que venía en muy buena forma. Y tal como la creó, Oklahoma ha sido capaz de poner fin a su terrible maldición que empezaba hace ya 9 años.

Oklahoma State, including Zach Bauchou, left, Austin Eckroat, center, and Matthew Wolff, celebrate with the trophy after winning the NCAA Men’s Golf Championship after the final round of the 2018 NCAA Division I Men’s Golf Championships at Karsten Creek Golf Club in Stillwater, Okla., Wednesday, May 30, 2018. Photo by Bryan Terry, The Oklahoman