Es el hoyo más deseado del Mundo, cualquier amateur que se precie ha soñado con pinchar la bola en el hoyo 17 del TPC de Sawgrass y sobrevolar los algo más de 100 metros que le separan del mítico green isla. Hay campos mejores, hoyos más espectaculares, pero lo cierto es que con el paso de los años el penúltimo hoyo del campo sede del PGA Tour se ha convertido en el enclave más deseado para los golfistas. Los más afortunados pagan entre 400 y 550 dólares por jugar, o pueden beneficiarse de paquetes más económicos que rondan los 1.400 dólares y que incluyen tres noches de hotel con dos green-fees en los dos campos del complejo (Stadium Course y Valley Course). Hay otros como el futbolista del Real Madrid, Gareth Bale que se ha fabricado una réplica del hoyo en el jardín de casa.
Algo tiene de especial el mítico hoyo. Alrededor de un 28% de los jugadores que pasan durante todo el año por el hoyo 17 consiguen librarse del obstáculo de agua. El 72% envía gustosamente su bola a las profundidades del obstáculo, pero no contentos con ello, el 90% repite con una segunda bola. Eso se traduce en unas 100.000 bolas al año recuperadas de los lagos de Sawgrass.
Aunque para bolas perdidas, las de Angelo Spagnolo, el aficionado de Pittsburg que en 1985 con siguió ganar la competición organizada por la publicación especializada Golf Digest que premiaba al peor amateur del Mundo. Spagnolo hizo 66 golpes sólo en el hoyo 17.