Esperaba a Gonzalo Fernández-Castaño para una entrevista hace unos días en ese gran pulmón golfístico que es el Centro de Tecnificación, cuando fascinado por el ambiente de jubilados en chándal tirando de sus carros, niños jugueteando con sus palos…decidí inmortalizar el bodegón del semillero que supone está instalación. Apenas terminaba de hacer la instantánea:
Disculpe, no puede sacar imágenes aquí-, interrumpió mi momento un hombre perfectamente uniformado, que se presentó como el director del del Centro de Tecnificación. Pasados unos segundos, ante mi silenciado estupor, se marchó, no sin antes justificar su decisión con un discurso tan absurdo como inteligible. Yo seguía aferrado al silencio, intentando comprender la decisión, cuando pasados unos minutos el hombre volvió en una actitud mucho más afable. Se disculpó educado y confesó:
-Tal y como está el panorama en las redes con las elecciones, tenemos que tener mucho cuidado-, aclaró en un tono ahora afable y comprensivo. Nos despedimos y mis pensamientos se encaminaron ahora a cómo tendría que estar el patio federativo para llegar a estos extremos de policía bolivariana en la capital del golf de todos los federados madrileños. Hasta el momento, bastante tenía con lo escandaloso de política nacional, para centrar mi atención en otro conflicto electoral y más aún por la Federación Madrileña de Golf. Mi conocimiento de la situación apenas iba más allá de las dos candidaturas en disputa; el de siempre, y el que siempre quiere serlo. Pero al llegar a casa, no pude por menos, que meterme en el ordenador y empezar a bucear. El resultado fue bochornoso. Vergüenza ajena.
Insultos, cruces de acusaciones, descalificaciones personales…más insultos, troles, recursos, impugnaciones…es parte de lo que rodea a la barriobajera lucha entre Madrid es Golf (candidatura de Ignacio Guerras) y Madrileños por el Golf (la dirigida por Jaime Anabitarte). Creo tener muy buena relación con ambos candidatos y con parte de la gente de sus respectivos equipos o candidaturas, pero se les ha ido de las manos. A pesar de todo, he intentado hacer el ejercicio de abstraerme del soez ruido de estas elecciones que se celebrarán el jueves y hacer mi propio análisis de la situación en base a los datos y experiencias. Mi conclusión me lleva a pensar que el golf madrileño necesita un relevo.
De enemigos a tandem presidencial.
Por viejo que parezca el argumento de que el poder desgasta no deja de ser una realidad. Y si Nacho Guerras y su equipo ganaran serían 20 los años en el cetro del golf madrileño. Una eternidad, partiendo de la base de que creo que las legislaturas (más aún federativas) debería limitarse a dos o como mucho tres. Me congratula haber coincidido en este argumento con Begoña Zamorano, candidata ahora a la vicepresidesidencia con Nacho Guerras, cuando hace cuatro años se presentó enfrente. «Perpetuarse no es sinónimo de éxito, en estos puestos sin ánimo de lucro y que requieren un esfuerzo estar más de dos legislaturas es un desgaste importante que obliga a dar el paso a gente con nuevas ilusiones e ideas», dijo Zamorano en una entrevista con El Confidencial en abril de 2016. Iba más allá en otra entrevista en GolfConfidencial donde aseguraba que el primer punto de su programa de entonces era limitar las legislaturas: «efectivamente, tengo en el primer punto de mi programa limitar el mandato a dos legislaturas, ocho años, porque me gustaría que, si yo soy presidenta, dentro de ocho años entre otro equipo con la misma ilusión y motivación que tenemos actualmente en mi equipo. Creo que hace falta que después de ese tiempo entren personas con ideas nuevas, con energías renovadas, promocionando y empujando el motor del deporte del golf». , decía la candidata en 2016, hoy sorprendentemente enrolada en las filas de Guerras (16 años en el cargo). Ella fue entonces una de la más críticas con su gestión y el ‘deficit de la federación’, hoy, todo es maravilloso y la federación funciona como un reloj de precisión Suiza.
El déficit federativo de los últimos años.
Pero quizás el argumento definitivo está en los números, que son el reflejo de una gestión. En el famoso portal de transparencia las pérdidas federativas en los últimos cuatro años ascienden a más de millón y medio de euros. Atendiendo también a las cuentas publicadas por la federación madrileña en 2019, del total de gastos de la federación que ascendieron a 4.763.262 euros, 2.188.994 correspondieron a los gastos del personal, eso supone algo más de un 45’9% en gastos de personal. ¿Sorprendente?. Para poner la cifra en contexto, la propia Federación Española de Golf tiene unos gastos de sueldos que suponen algo mas de un 28% de su presupuesto, la Federación española de Fútbol no llegan ni a un 8% de su presupuesto en personal, la de Tenis un 25%, la de motor un 16%, deportes de invierno un 17%. En cuanto a otras territoriales de golf, la Federación Andaluza destina un 20’6% en sueldos, mientras que en la Valenciana los sueldos suponen alrededor de un 25%. Atendiendo a estas cifras y teniendo en cuenta a los 43 empleados que tiene la institución madrileña, el gasto por cada empleado sería de más de 50.000 euros. Si bien, imagino que dentro del desglose de ‘gastos de personal’ estarán los gastos de seguridad social y puede que algún concepto más que justifique tan generosas cifras, pero la transparencia del portal federativo no aporta mucho más a este y otros desgloses. Y es que se puede (y se debería) ser mucho más transparente en su ‘portal’ como muestran otras federaciones de golf (empezando por la española). Al final y al cabo su presupuesto lo aportamos en gran parte los federados. Pero el mayor enemigo de Guerras no es Anabitarte, son las cuentas de resultados.
Proyectos fallidos federativos.
El golf madrileño vive de los ahorros del pasado en caja, gracias a los cuales ha subsanado las pérdidas producidas de los últimos años. Supongo que a esos datos negativos influyen factores como la liquidación del importe de la deuda con la seguridad social correspondiente a la regularizaciones de los profesionales de golf que tenía contratados como ‘falsos autónomos’ desde 2014 y hasta 2018. La deuda con sus correspondientes recargos ascendía a más de 620.000 euros. Por el camino también quedaron proyectos faraónicos como el campo público de Algete en 2010 presentado a bombo y platillo con el mismísimo José María Olazábal como diseñador fantasma, un proyecto estrella que se estrelló no sabemos a qué coste ni tampoco las razones reales. Sin bien fueron los propios campos de golf los que se echaron encima del ente federativo, considerando que el nuevo campo público sería ‘competencia desleal’. «Como presidente de esta Federación, hoy quizás sea el día más feliz desde que llegué a la presidencia», dijo Guerras entonces ante los medios y políticos junto al propio Olazábal. O el programa más ambicioso jamás creado para captar jugadores llamado ‘Elige ser Mejor’ también presentado por todo lo alto por la federación madrileña ya con agencia contratada y que también derrapó por el camino, o el fichaje fugaz y de altos vuelos del periodista Antonio Naranjo como asesor de comunicación…demasiados bandazos que supongo tienen su peso en la cuenta de resultados, aunque la opaca transparencia del portal no permita un mejor detalle y una más clara radiografía. Que cada cuál saque sus conclusiones, yo ya tengo la mía. A pesar de tener grandes profesionales en algunas de las áreas federativas y haber conseguido en el paso de estos 16 años buenas gestiones para el golf madrileño, creo que es el momento de un cambio. No se si Anabitarte y su equipo serán la mejor opción. Desde mi punto de vista en los últimos días han caído en una estrategia excesivamente agresiva, pero tienen la ilusión del que llega y se les debe un voto de confianza. El jueves 29 es el momento, los federados madrileños tendremos que votar. En este enlace podéis comprobar si tenéis el derecho al voto. Suerte y que gane el golf.