Frank salía de la bolsa en el tee del hoyo 14 de la tercera jornada del Valspar Championship. Tiger Woods, su ‘domador’ cuadraba un latigazo de 129,2 millas por hora (unos 207 km/h), lo que significa la velocidad de swing más alta registrada en toda la temporada por un jugador del PGA Tour. Creo que cualquier duda sobre la salud del californiano queda respondida con este contundente dato. Pero no vamos a hablar ahora de Tiger, sino de las velocidades del swing.
La física no suele fallar aquí; a mayor velocidad, mayor potencia y mayor distancia se consigue. La media de un jugador amateur medio como tú que estás leyendo este artículo suele estar en torno a 93 mph (150 Km/h) velocidad que puede generar una distancia en torno a las 215-220 yardas (unos 200 metros). Se estima que sólo un 15% de los jugadores amateur son capaces de mover el palo por encima de las 100 millas por hora.
La media de un jugador profesional del PGA Tour son 114 mph (183 km/h). En 2017 fue Cameron Champ el jugador que movió su palo más rápido (129,79 mph) y Jason Bohn el que con 105’6 mph fue el swing ‘más lento’ de los profesionales del PGA Tour.
¿Dónde está el techo de velocidad de swing de un jugador?, la respuesta la encontramos en los especialistas en long drive, las velocidades más altas que se han conseguido rondan las 153 mph (246 km/h). Especialistas en pegarle fuerte a la bola como Justin James o Joe Miller nos lo demuestran.