Los cimientos del golf se tambalearon aquel mes de abril de 1997, cuando Tiger Woods mostró su rotundo talento al Mundo destrozando el apacible jardín que rodea a Magnolia Lane. Tenía 21 años y a miles de kilómetros el pequeño Jon Rahm de 3 crecía ajeno a que su vida estaría de alguna forma ligada a la estela del californiano.
Poco tienen que ver ‘Rahmbo’ y Tiger, salvo su apodo de tintes bélicos; Earl, boina verde y padre de la criatura, decidió apodar al pequeño Eldrick ‘Tiger’ en honor a un compañero suyo caído en acto de servicio, a Jon le gusta que le llamen ‘Rahmbo’ mezclando su apellido con el carácter guerrero del protagonista del ‘no siento las piernas’.
«He visto todos los videos de youtube que existen de Tiger y Seve», confesaba ayer Jon, tras acariciar los lomos el Tigre que con su pata sostiene la bola del Mundo, un trofeo muy significativo que Jon ya tiene en sus vitrinas. ¿Quizás fue la victoria de Jon Rahm frente a Tiger Woods en la Ryder Cup un punto de inflexión en la carrera del de Barrika?. Un triunfo que vino de la superación y la gestión de los malos momentos, probablemente los peores de su corta carrera al haber perdido sus dos primeros partidos de Ryder Cup.
Dejaba entreveer Jon que 2018 ha sido un año más importante de lo que parece y no por las victorias (han sido tres y la Ryder Cup), sino por lo que no se ve. Confesaba Rahm que en los últimos 12 meses ha madurado mucho, «no como jugador sino como persona, y eso me ha ayudado en el campo de golf». En 2018 perdió a su abuelo (una de sus referencias), y tuvo que enfrentarse al grave accidente de unos amigos cercanos que habían ido a verle jugar en la semana del British Open. Quizás uno de los años más duros de sus 24 años de vida, malos momentos que han hecho relativizar aún más los birdies y los bogeys y centrar su felicidad en lo realmente importante.
Jon siempre mantuvo el control, el corte se le iba en el British y no podía ocultar su preocupación. Aprovechó el fin de semana libre en Escocia para estar al lado de sus amigos y ayudar en todo lo necesario. Tras la ronda final del PGA Championship, algo sucedía en el entorno del de Barrika. Jon se refugió en la casa-club junto a su prometida y su manager y volvía 15 minutos después con los ojos irritados para atender a cada una de las preguntas de los pocos medios españoles desplazados hasta Bellerive. Poco después nos enterábamos con su abuelo acababa de fallecer.
El triunfo en el Hero World Challenge, el torneo del Tiger, no es un victoria más, tampoco lo será la temporada 2018 que ya agoniza, habrá años con más y mejores triunfos, pero en lo bueno y en lo malo este año pasará a la historia de la carrera del español.