Que me perdone el ‘big three’, esa vibrante mitad de década del siglo XX con Nicklaus, Palmer o Player, o por supuesto nuestro idolatrado Seve y sus luchas con Watson, Miller, Langer, Norman, Woosnam, etc…pero creo que voy a atreverme a afirmar que estamos viviendo el mejor momento en la historia del golf.
Salvando las diferencias, me recuerda esa época dorada en la que crecí escuchando en las madrugadas las narraciones de la NBA de Ramón Trecet. Tengo recuerdos fugaces de muy niño, pero era imposible parpadear: Michael Jordan, Larry Bird, ‘Magic’ Johnson, Pippen, Stockton…entre muchos otros. Varias generaciones se enamoraron del baloncesto entonces, no sabría decir si se juega mejor basket ahora, pero tengo claro que era diferente. Yo tuve un póster de Jordan en mi habitación y recuerdo que muchos compañeros forraban sus carpetas con el 23 de los Bulls y sus rivales del momento. ¿Se imaginan que algún niño forre ahora su carpeta con Tiger Woods o Jon Rahm?
Imagino que ya no se forran carpetas, quizás lo máximo a lo que podemos aspirar es a una foto en el salvapantallas del iPhone o en el carrete de la tablet, probablemente al lado de Messi o Ronaldo, de un rapero de moda o incluso un jugador de eGames. El otro día me enteré que el líder de ganancias de eSport se ha embolsado más de 3 millones de dólares dándole al videojuego. Cosas de la modernización. Si antes los padres escondían la consola de los niños para que pudieran hacer los deberes, entramos en la época donde la preocupación paterna radica en como compaginar videojuegos con estudios, no vaya ser que el niño salga un virtuoso del joystick (imagino que tampoco existen ya los joysitck).
Y lo dice uno que creció con el terror al ‘loading error’ en la carga de los juegos del Spectrum. Uno, que si la fiebre de los eSport se hubiera adelantado unas décadas, podría haberse ganado la vida como especialista del Manic Miner, uno que sisaba dinero a sus progenitores para completar líneas en el Tetris de los recreativos con una facilidad pasmosa.
Si tenemos en cuenta la evolución del material de los últimos años, tampoco podría afirmar con rotundidad que se juega mejor golf ahora que antes…la mejor media de golpes en el año 80 fue de 69,73 y el año pasado el ganador estuvo en 68,84. Sin embargo creo que estamos ante el mejor momento de golf de las últimas décadas. La mezcla de veteranos cuarentones rejuvenecidos; véase Phil Mickelson, Tiger Woods, con reencontrados con el triunfo como Rory Mclroy. El empuje de Dustin Johnson o Jordan Spieth con la juventud de Justin Thomas o Jon Rahm, las ganas renovadas de Sergio García y un grupo de jugadores como Ricky Fowler, Day, Stenson, Matsuyama, Rose o Rafa Cabrera-Bello (le incluyo este grupo), que pueden ganar en cualquier momento. Puede ser la hora de los jóvenes como Dechambeu o el momento para que explote el desparpajo de Pat Perez…sin contar a tantos otros que me dejo en el tintero. Decía David Feherty que «el número 1 del tenis se pasa el 90% de su carrera ganado, mientras que el número 1 del golf se pasa el 90% de su carrera perdiendo, los golfistas son grandes perdedores». Razón no le falta, pero cosas como la remontada de Tiger Woods en Bay Hill, el golpe fuera de límites en el 16 con el que tira su torneo por la borda, los 5 birdies en los seis últimos hoyos de Rory Mclory para ganar año y medio después, y todo lo que está por venir; campeonato del Mundo, Masters de Augusta, etc…, Lo dicho, somos afortunados de haber nacido y vivido en esta época de golf y en mi caso, una promesa frustrada del Manic Miner.